lunes, 29 de abril de 2013

Kandy

Lunes, 29/04/2012

El tren de Colombo a Kandy en 3ª clase era baratísimo. Intenté andar despierta para subirme de los primeros en el vagón y así pillar un sitio para ir sentada, no tuve suerte.

El vagón estaba abarrotado, así pues tras 5min de pie me fui a otro vagón y me senté en el pasillo. Llegaron los revisores, me dijeron algo, pero me dejaron quedarme. Así pues fui viendo todo el paisaje desde la puerta y leyendo en el portátil  hasta que empezó a llover a raudales.


Cuando empezó a llover, abrí el compartimento del guardia, le explique y me dejo entrar. Conmigo se colaron otras personas.

Me quedé sin batería en el ordenador justo a tiempo para contemplar la bella puesta de sol entre la jungla.


Al llegar a Kandy un tuctuc me estaba esperando y me subió al hogar de la madre de Benjamin, mi nuevo couchsurfer.

Tras charlar un poco con ella, me instaló en un cuarto, me di una ducha y a dormir.

El sábado por recomendación de mi nueva familia fui a visitar Sigiriya y Dambulla.

De vuelta en Kandy por la tarde, me fui a The Pub, el único lugar con conexión a internet gratuita, así que me pedí una limonada y retome el contacto con el mundo. A mi lado estaban sentados Nuria y Josep una pareja de españoles recién casados que quería cenar conmigo.


A las 18h30 fui de camino al Templo del Diente de Budha, pero no me dejaron entrar pues mis pantalones llegan sólo hasta la rodilla. Me di un paseo por la orilla del lago y rodeé todos los recovecos del templo sólo para seguir oyendo los tambores del interior del templo, así pues pase por delante del museo nacional y del museo del budhismo.

A las 20h quedé con la pareja española y nos tomamos unas cervezas en la terraza de su hotel y luego cenamos. Benjamin me recogió a las 22h con el tuctuc y me subió a casa.






El domingo por la mañana me encontré con una pareja de cs en la casa de Benjamin, estaban desayunando y me invitaron a unirme a ellos. Contenta me comí unas tortas de orina con margarina y un té calentito.

Tras las presentaciones de rigor, decidimos ir juntos a visitar el jardín botánico. Resultó que el jardín botánico es él más bonito con diferencia que he visto en mi vida. Tardamos dos horas en recorrerlo por completo, maravillándonos con los cactos, las flores, las plantas, el césped, los arboles, los bambúes, los murciélagos gigantes, las reptiles enormes nadando en el lago, los monos comiendo yak fruits, las diminutas ardillas y los pajaritos contando.


Tras visitar el botánico, Benjamin nos recogió con un tuctuc y nos indicó un restaurante para comer. Parecía como si todo estuviese demasiado programado, demasiado calculado, así pues en vez de hacerle caso nos fuimos a un pequeño restaurante local.

Al terminar de comer paseamos por la orilla del lago, para acabar haciendo el mismo recorrido nocturno del día anterior con la pareja de couchsurfers. Cansada de ver lo mismo decidí separarme de los chico e irme por mi cuenta.



A las 17h30 estaba entrando en el Templo del Diente de Budha. Crucé el tallado arco de piedra de la puerta principal, me sumergí en un túnel pintado con budhas de brillantes colores y llegué a un espacioso patio donde se levantaba la capilla principal del templo.


Rodeé la capilla hasta llegar a una sala inmaculadamente blanca, alucinante por su sencillez. Algunas cuadros y budhas decoraban la sala, pero sólo destacaban los cuernos de elefantes.


Anduve por fuera del recinto. La armonía estética del porche con suelo de piedra y columnas de madera tallada, el césped verde, los quemadores de incienso, la luz que desprendían las pequeñas mechas en aceite de coco al quemarse, la preciosa campana, la fuente donde se purificaban las pequeñas florecillas para la puja de la noche y los niños monje con túnicas naranjas.


La ceremonia empezó a las 18h15 con ruidos de tambores que provocaron más de un brinco entre los visitantes. A las 18h30, un pequeño comité apareció con un almuadón donde llevarían el diente de budha hasta la capilla. Y a las 18h45 la cola de gente empezó a depositar sus flores en frente de la reliquia, sin poder poner sus ojos en ella más de un par de segundas.


Abandoné el recinto a la vez que una chiquilla de 19 años que me dio un beso antes de irse con su familia, ¡más bonica!

A las 19h llamé a Benjamin para que me mandase el tuctuc, pero me dijo que esperase hasta las 20h. Estaba demasiado cansada para esperar, así que cogí un transporte por mi cuenta hasta su casa y al llegar sólo me encontré con una cara larga de disgusto y algunas malas contestaciones. Cerró la puerta de su casa y como mi cuarto estaba en el exterior no pude ir ni al cuarto de baño. Dentro de la casa había nuevos couchsurfers cenando con la familia. Supongo que les habrían hecho hacer exactamente lo mismo que a la pareja con al que había visitado el botánico por la mañana... les obligarían a hacer la compra semanal gastándose un dineral.

El lunes por la mañana su madre también me soltó alguna bordería, acerca de que no le había comprado lo que me pidió el día anterior: unas bananas y unos mangos.

A las 7h20 estaba deseando largarme de esa casa en la que parecía todo alguna manera de sacar tajada. Fui a Peradeniya compré un billete de 2ª clase con asiento reservado (tendría que haber comprado el de sin asiento, mucho más barato) y cogí el tren a Ella.

SUNKINDARKNESS